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Silvia Rodríguez

Hola, esta soy yo, bueno, uno no puede en tan poco tiempo describirse absolutamente, es más, creo que El Señor nos conoce mucho, mucho mejor que nosotros mismos pero se hará el intento y ¿Por qué? pues porque quiero compartir mi camino de vida contigo, y contarte las cosas lindas que mi querido Dios ha realizado interviniendo en mi historia, así como en la historia de Israel, actuando con poder y fineza pero sin atar nuestra libre voluntad. ,¿No es eso maravilloso, que El Señor nos respete a tal grado?

Bueno, en fin, comenzaré como en los cuentos de Hans Cristian Anderson: érase una vez una Silvia que nació en un país muy lejano…, jajajá, sólo que ni es cuento , ni yo soy una princesa, soy una persona como tu, con un alma que Dios ama tanto como ama la tuya.

Cantarle a Él

Como ya me gustaba componer, empecé a escribir canciones mas bien para conversar con el Señor, como te diré, para expresar lo que iba sintiendo y conociendo de Él.

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Crecí en la provincia de Heredia en Costa Rica, con mi mamá , mis abuelitos y dos tíos, uno que se llama Rafa y otro que ya está en el cielo: tatita, le decíamos así, él aunque sobrevivió 52 años, era un bebé, tenía retardo mental profundo, crecí con ellos porque mi papá murió cuando yo tenía tres meses, mami, que siguió estudiando su carrera de maestra preescolar, se fue a vivir con sus papás.

Cuando yo tenía como seis meses, mi mamá se dio cuenta de que yo no seguía con mis ojos el chupón o los juguetes y ¿qué era lo que pasaba? Pues que yo tenía una enfermedad congénita llamada retinosis pigmentaria que traducida al castellano comprensible quiere decir que es una degeneración progresiva de las células de la retina; cuando estaba pequeña, veía como un 35 o 40%, ahora, con mi colección de 49 años, a si, porque soy hija del 69, cuando el hombre pisó la luna, ¿será por eso que a veces sueño demasiado despierta? jajajá, bien… te contaba que de niña veía poco menos de la mitad que tu puedes ver y ahora si acaso un 3%.

Esto de la retinosis fue bien fuerte de aceptar y llevar por mi madre, pero ella, yo no se de donde sacó fuerzas y luchó por mi, bueno, si lo se, Dios se las dio como se las da a las mamitas. En la época en que me tocaba ir a la escuela en mi país no había integración de los niños con alguna necesidad especial al sistema educativo digamos normal o formal, tenía que ir uno a una escuela que se llama de enseñanza especial, mi mamá al ser maestra, se daba cuenta de que la formación y desarrollo de habilidades para manejar lo de la retinosis era necesaria para mí, pero que la instrucción por materias: sociales, mate, ciencias, etc., no se ajustaba a mi edad ya que en la misma aula habían chiquitos, no sólo con deficiencias visuales, sino también mentales y ella, con visión de avanzada y coraje de mamá, logró que yo fuera la primera niña integrada al sistema de escuelas públicas , ¿súper mi madre, Ehh?

¿Qué les diré de mi infancia? Tuvo facetas muy bonitas: el olor a manzanas en la navidad, la muñeca nueva, jugar a los exploradores espaciales… todo eso, muy bien, pero hubo otras cosas muy duras como para que un niño las afronte: tu no puedes jugar, cuatro ojos, burlas porque me tenía que acercar al cuaderno para ver mejor, clases en las que no podía hacer casi nada como artes plásticas y otros similares en una época con demasiados prejuicios hijos de la ignorancia; pero los niños tienen una gran capacidad de adaptación.

La secundaria la hice en el Colegio María Auxiliadora , igual allí va mami al ataque, ese era un colegio privado, nosotros no teníamos tanta plata pero la planta física de allí, era muy nueva y tenía mucha luz y el oftalmólogo , vaya palabrita, le indicó a mami que sería muy bueno para mis ojos el que yo pudiera seguirlos ejercitando en un ambiente donde hubiera buena iluminación y ella hizo el esfuerzo de matricularme ahí.

Te diré que no era yo una adolescente nada feliz, mi adaptación en el grupo de compas que es tan importante en esa etapa de la vida, estuvo bajo 0, -3 bajo 0 porque un poco los prejuicios, y otro la autoestima que andaba por los suelos, hicieron la mezcla perfecta para que yo estuviera confundida, irritada sin entender bien porqué, aislada de actividades sociales: fiestas de 15, partidos de basket ball, reuniones en casa de mis compañeras; cosa que logró que yo me sintiera así como avergonzada de no ver dirás que es tonto, pero así me sentía dadas las circunstancias y se me notaba en mi actitud con mi familia que era “terrible”, e incluso, en un descuido hasta de mi imagen personal.

Obviamente no era aceptada, no me sentía incluida, la mayoría de las veces me sentía o enojada o triste y lo único que me daba satisfacción era ver tele, eso de ver es un decir, y estudiar, me llenaba estudiar, aún lo disfruto, aprender es una cosa increíble solo que ahora lo hago ordenadamente, no como entonces, como un escape, como un refugio, suerte para mi, que me sumergí en los libros y no en las drogas o algo así. Como lo cuida a uno Dios y sin darnos cuenta, ¿verdad?

Tengo que detenerme de fijo en mi octavo año de secundaria porque allí me sucedió algo raro, raro bonito, raro en Jesús te diría ahora; yo no estaba ni lejos ni cerca de Dios, andaba demasiado ocupada con mis líos de adolescencia, encerrada en mi misma y haciéndole honor a la palabra adolescencia, solo que del lado negativo: adoleciendo de autoestima.

Todos los viernes había Misa y ese viernes fui como siempre solo que esa vez no fue igual para mi, en el momento de la consagración yo me arrodillé y sentí que Jesús me hablaba al corazón y me decía: te amo y fue una cosa, tan fuerte, tan real que tuve que contenerme para no decir con voz alta: yo también te amo. Esa experiencia marcaría mi vida, tanto que hoy que te la cuento la recuerdo como si hubiera sucedido ayer, ahora se que fue una gracia muy especial que mi Señor quiso regalarme: hacerme saber que el me amaba.

No creas que luego de eso yo me acerqué mucho a Él, no, pero si , recordaba lo que me había ocurrido y me sentía extrañamente feliz.

Olvidé decirte que desde pequeña me gustó la música, recibí clases de guitarra y escribí algunas canciones y poemas y en el colegio compuse los cantos de los festivales marianos que se hacían, aunque mas por inclinación a escribir que por una fe conciente o activa.

Luego quise ingresar a la universidad, mucha gente me decía que estudiara derecho porque había mucha literatura en Braille que es un sistema de escritura para no videntes, otros me sugerían que educación especial o enseñanza de la música que fue por la que me decidí pues yo no quería pasarme la vida dedicándome a algo que no me hiciera feliz y la música siempre me cautivó. Éstos años fueron mas que definitivos para mi; fue una etapa muy rica y muy interesante para Silvia.

Primero, mi socialización fue mejorando, la gente de artes que es con la que me tocó compartir, es muy libre, muy sensible y eso me facilitó las cosas, aunque no dejaron de existir los famosos prejuicios, recuerdo una vez que estaba intentando seguir una partitura con unas hojotas, digo así porque eran unas ampliaciones que me permitían al menos seguir parcialmente lo que veíamos en la clase y no se porqué, de pronto volteé a mi derecha y pude ver a dos de mis compañeros imitándome y riéndose de ello, yo pensé: no puedo creer que con esta edad y a un nivel universitario, esta gente mantenga tal calidad de prejuicios pero bueno, así pasa, con todo y todo, hacia el tercer año de mi “U”, ya me llevaba muy bien con mis compañeros y tenía mi grupo de más cercanos esos con los que uno estudia y sale a veces, eran todos muy pura vida, así decimos en mi país cuando todo está muy bien.

Fue durante ese tiempo que yo tuve mi encuentro definitivo con mi querido Jesús, ya más madura, más estable emocionalmente, me empecé a hacer las preguntas existenciales del caso, esas que creo yo, todos nos hacemos de una forma u otra en algún momento: que si existe Dios, que si tengo un alma inmortal, y por supuesto, el sentido o el porqué de mi falta de visión y yo les puedo decir que si uno busca la verdad de verdad, pues El Señor te la va a revelar en el tiempo y de la forma en que seas más libre y feliz.

Claro que me llegó ese momento único, ese en el que definitivamente aceptas a Jesús como tu Señor y Salvador; fue en una madrugada de Semana Santa de 1991 cuando le dije: hoy me decido a creer en Ti, a confiar en Ti absolutamente y nada ni nadie, ni siquiera yo misma me apartarán de Tu presencia, fue como un estallido del luz en mi interior o algo así, es que no se bien como decirlo, fue sentir una paz, una alegría, una seguridad; eso que tienes deseos de llorar y de reír al mismo tiempo pero más, mucho más, es cuando sabes que tu vida va de ese momento hacia atrás y hacia futuro, que ya encontraste el sentido de tu vida. De allí para adelante, todo fue un juego de tenis entre los dos: yo, que siempre he sido una preguntona por deporte y Él que no se cansa de amarnos y respondernos las inquietudes del corazón, así lo hizo conmigo, un Dios que baja desde su Cielo para jugar con su niño pequeñito, eso es sorprendente y al fin y al cabo, esa es la razón por la que fuimos creados pienso yo: recibir el amor de nuestro Dios, tomarlo, hacerlo nuestro y devolvérselo para que él nos siga dando de su infinito amor, porque ni pienses que Él se va a dejar ganar; y siga este maravilloso juego.

Como ya me gustaba componer, empecé a escribir canciones mas bien para conversar con el Señor, como te diré, para expresar lo que iba sintiendo y conociendo de Él.

Así nació mi primer CD: “Alabanza”, bueno, de Dios ya que es El quien da las canciones y es Él quien me dio la voz para cantarlas .

Cuando salí de la universidad, empecé dando clases de música pero luego, cosa curiosa o estrategias divinas, dile como tu quieras, comenzaron a pedirme las personas que cantara en actividades religiosas: misas, rosarios y cosas así, siendo tantas las veces en que me llamaban para esto que no daba para tanto, así que la cosa era decidirme y ya tenía yo tanta amistad con mi Dios, que mucho no lo pensé y me dediqué tiempo completo al Ministerio; ¿Quién me iba a decir en mi adolescencia de desierto que Dios me iba a rescatar, a liberar de tantos traumas y sanar tantas heridas, pero Él si que lo sabía y se las arregló para llevarme hasta allí.

Desde ese entonces, mi vida y mi voz son para El, ya he grabado 8 CDs y ya tengo listas muchas canciones para nuevas grabaciones y estoy esperando a que mi querido Jesús me ayude con los recursos para sacarlos a la luz.

En estos discos hay canciones de todo un poco: de adoración, de alabanza con estilos muy variados que van desde el pop rock y la balada hasta andino o música Hebrea, que tienen un común denominador: son meditativas. Me gusta remar mar a dentro, tomar un tema y verlo con anteojos celestiales para ver que puede enseñarnos el Señor, que cosas nuevas nos quiere regalar de sus riquezas en Gloria. Y siempre parece que hay más, es como cuando un fotógrafo apunta su cámara desde diferentes direcciones, solo que con Dios no se te acaban los puntos de referencia, son inagotables y cuando llegas a una conclusión, esa conclusión te abre otro horizonte de posibilidades muevas y emocionantes, sí, para mi escribir para Él y sobre Él, es eso, una aventura de amor , un amor que supera toda prueba: basta verlo allí, tendido sobre esa cruz y sobrepasa todas las expectativas: RESUSITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS, ¿Qué más?

Y si me preguntas sobre mi falta de visión, te diré que yo se que el Señor a su tiempo va a sanarme, solo que sus caminos no son mis caminos, como dice La Palabra, Él lo hará a su tiempo, entre tanto, mi querido Jesús ha escrito en mi página de la vida su Divina Voluntad que se que es perfecta para mí pues Él lo que quiere es nuestra felicidad porque… nos ama tanto. Mientras tanto, como dice la Biblia: que yo complete en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo, vieras como me ha ayudado ese versículo: Colosenses 1:24, no es que a la pasión de Cristo le falte nada, lo que sucede es que Él, nos une a los enormes méritos de su cruz con nuestras tribulaciones, si, esa es la palabra que usaría San Pablo y yo se que Su Gloria, de una y otra forma brillará sobre mi y sobre ti también, Ehhh.

Me gusta escuchar el sonido del mar, los cipreses y los pajaritos, también me gusta el buen teatro y el cine, así como escuchar música romántica y alguna nueva trova. Me encanta la pizza (cualquier pizza!); me gustan los animales y sobre todo los caballos, imagino como pueden ser las estrellas y a veces sueño demasiado despierta. Vivo con mi mamá, también con mi esposo con el que me casé el 13 de diciembre de 2008 luego de que mi querido Jesús colmara el anhelo de mi corazón, mi vocación de estado: el matrimonio. Él es un hombre que ama al Señor con todo su corazón, tal y como yo se lo había pedido a Dios, juntos ahora administramos este ministerio que Dios nos a encargado y te puedo decir que estoy viviendo la etapa mas feliz y plena de toda mi vida. Tengo amigos, pocos pero valiosos.

No sabría que más contarte, es la primera vez que escribo sobre mí, pero ¿Cómo voy a acercarme a ti si no me conoces al menos un poco? Espero que mis canciones sean como cartas de amor que mi querido Señor te envíe y cuenta conmigo para lo que quieras.

Bueno, no me despido más bien me quedo contigo en Cristo donde quiera que estés. ¡Que Dios Padre, por medio de el Espíritu Santo te bendiga en el nombre de Jesús.

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